Romanos 8:1 Creemos que el Señor, nuestro Señor, está encerrado en una iglesia y que la iglesia del señor es un lugar.
¿como olvidamos sus palabras?
Nada me ha impactado tanto como el adormecimiento descomunal que hemos sufrido nosotros los hijos de Dios. Desde el inicio de este siglo la fe ha pasado de ser un estilo de vida a ser una moda, ahora todos quieren ser Cristianos. Realmente es vergonzoso saber esto, ¿que ha pasado con nosotros? La luz y la sal han empezado a mezclar con las tinieblas y con los sabores de este mundo, a tal grado que ahora aquellos que alguna vez fueron hijos de Dios, hoy hacen parte de aquellos a los cuales el Señor entregó a una mente reprobada, lo peor de todo es que actualmente son los aclamados pilares de la fe, adorados por multitudes, puestos al mismo nivel que Dios, una herejía viviente. Todo esto nos muestra un panorama muy oscuro, ¿cierto? Y ahora ya es muy complicado saber quien verdaderamente tiene a Cristo en su corazón.
Pero es por eso mismo que el Señor ya nos había hablado de ello, él nos enseña en Romanos 8:1 una verdad absoluta, nos muestra el sello del verdadero cristiano. Allí estabamos, el señor y yo, hablando, leyendo este pasaje de la biblia y reflexionando acerca de lo escrito allí, y de la nada mis ojos saltaron a las palabras "los que no andan según la carne", fue entonces cuando lo comprendí, una persona que dice estar en Cristo Jesús, es aquella que no anda alimentando sus deseos carnales. Que impresionante, ¿no? En solo un par de palabras hemos descubierto la marca distintiva de un hijo de Dios; pero, ¿que es andar conforme a la carne?
En Gálatas 5: 16-21 encontramos una de las muchas manifestaciones de la carne, pues dice "Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis. Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley. Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a éstas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios" así que podríamos tomar este pasaje de Gálatas y hacerlo la base de reconocimiento para las obras de la carne y luego tratar de ver que cosas más podrían salir como resultado de alguna de las obras carnales allí descritas. Se bien que es más sencillo decirlo que hacerlo pero la verdad es una sola, es Jesucristo, y él dejó su palabra como nuestro manual de vida, allí encontramos la fortaleza para vencer, recordemos que "el que persevere hasta el fin, ese será salvo". Hoy te digo que no es una casualidad el que estés leyendo este estudio, el Señor nos habla a diario, la cuestión es... ¿Queremos escucharlo?
Hoy es tiempo de reflexionar y pensar sí realmente somos hijos de Dios, sí hemos dejado a un lado las obras de la carne y hemos sido resucitados con Cristo... Ya que si no has dejado las obras de la carne, solamente estas cargando un título de "Cristiano" y a la verdad el Señor nunca te ha conocido.
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